La investigación incluye los municipios situados cerca de la central (hasta los 30 kilómetros) y todas las centrales nucleares y el resto de instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo de combustible nuclear del país, tanto las operativas, como las paradas, desmanteladas o clausuradas.
En concreto, se encontró que la dosis de radicación artificial acumulada durante estos años, que habría recibido la población “es muy reducida”, y “están muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas”. Su valor máximo llegó a los 350 microSieverta (cuando el límite de dosis establecido en el reglamento español es de 1000 en un año).
Sí hubo diferencias de radiaciones, produciéndose las emisiones más elevadas en los primeros años de operación de las tres centrales más antiguas: Vandellós I (Tarragona), José Cabrera (Guadalajara) y Garoña (Burgos).
En la investigación "no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones".
ResponderEliminarDe los mil municipios analizados, 500 se sitúan en las áreas de influencia de estas instalaciones.