La industria pesquera de Luisiana, la mayor del país tras Alaska, está habituada a luchar con huracanes, pero no con desastres como el derrame de crudo, que puede mantener a los barcos atracados durante semanas y provocar escasez en el suministro de marisco.
Nadie se atreve todavía a estimar las pérdidas del sector, que genera al año 2.400 millones de dólares, mientras la mancha de crudo se expande por la costa del Golfo de México como consecuencia del hundimiento de una plataforma petrolífera el 22 de abril tras una gran explosión dos días antes.
La paralización parcial de la pesca alimenta el miedo a no poder servir marisco a los restaurantes en las próximas semanas, uno de los principales atractivos del principal sector del estado, el turismo.
"No hemos sentido todavía ningún efecto en nuestros restaurantes, pero lo que más nos preocupa es el suministro de marisco a largo plazo", aseguró Wendy Waren, portavoz de la Asociación de Restaurantes de Luisiana (LRA).
Los clientes preguntan por los productos, señaló, y el LRA ha desplazado personal a cientos de restaurantes y provee puntos de información y de preguntas y respuestas en nueve localidades.
El mensaje en todos ellos es el mismo: "La demanda pesquera para el suministro inmediato es segura, pero no sabemos hasta cuándo", precisó.
Dos tercios de los restaurantes sirven marisco y son populares por su cocina criolla, una tradición inseparable de la identidad de este estado sureño que fusiona influencias francesas, africanas y españolas de todas los culturas que habitaron esta tierra.
Sólo la hostelería genera 5.000 millones de dólares al año y emplean a 145.000 personas, el sector privado con más trabajadores, un 10,4 % del total.
Pero "los pescadores siguen pescando", insistió Waren, ya que la zona acotada y prohibida a la pesca por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ocupa un 23% de las aguas del estado.
Y es que esta costa entre Florida y Texas guarda siglos de tradición y riquezas naturales de pueblos pesqueros que han resistido a las embestidas de los vientos, con huracanes como el Katrina, que dejó entre 1.000 y 1.500 muertos y se convirtió en uno de los peores desastres en la historia de Estados Unidos.
Nadie se atreve todavía a estimar las pérdidas del sector, que genera al año 2.400 millones de dólares, mientras la mancha de crudo se expande por la costa del Golfo de México como consecuencia del hundimiento de una plataforma petrolífera el 22 de abril tras una gran explosión dos días antes.
La paralización parcial de la pesca alimenta el miedo a no poder servir marisco a los restaurantes en las próximas semanas, uno de los principales atractivos del principal sector del estado, el turismo.
"No hemos sentido todavía ningún efecto en nuestros restaurantes, pero lo que más nos preocupa es el suministro de marisco a largo plazo", aseguró Wendy Waren, portavoz de la Asociación de Restaurantes de Luisiana (LRA).
Los clientes preguntan por los productos, señaló, y el LRA ha desplazado personal a cientos de restaurantes y provee puntos de información y de preguntas y respuestas en nueve localidades.
El mensaje en todos ellos es el mismo: "La demanda pesquera para el suministro inmediato es segura, pero no sabemos hasta cuándo", precisó.
Dos tercios de los restaurantes sirven marisco y son populares por su cocina criolla, una tradición inseparable de la identidad de este estado sureño que fusiona influencias francesas, africanas y españolas de todas los culturas que habitaron esta tierra.
Sólo la hostelería genera 5.000 millones de dólares al año y emplean a 145.000 personas, el sector privado con más trabajadores, un 10,4 % del total.
Pero "los pescadores siguen pescando", insistió Waren, ya que la zona acotada y prohibida a la pesca por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ocupa un 23% de las aguas del estado.
Y es que esta costa entre Florida y Texas guarda siglos de tradición y riquezas naturales de pueblos pesqueros que han resistido a las embestidas de los vientos, con huracanes como el Katrina, que dejó entre 1.000 y 1.500 muertos y se convirtió en uno de los peores desastres en la historia de Estados Unidos.
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